Nuestros pueblos se remodelan, se actualizan y se adecentan continuamente; es lo normal y la pauta genérica para todos, no obstante en casi todos como también ocurre en todas y cada una de nuestras ciudades, existen viviendas que sufren el implacable paso del tiempo y consecuentemente el deterioro que ello conlleva.
Este muro de la fachada de una de esas casas que está por restaurar en el bello y acogedor pueblo de Alpandeire, en plena Serranía de Ronda, nos muestra sus huellas, el duro y cruel azote de las inclemencias del tiempo, que si no se le pone remedio, poco a poco va sufriendo el deterioro y marcando esa huella que como la arruga en el rostro envejecido de un anciano, deja ver los vestigios de sus ancestrales vivencias.
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