Esta tarde vi llover, creo recordar que era el titulo de una canción de Armando Manzanero, y en mi caso, paso a otros derroteros sobre el sentir del título y de las sensaciones que me trae esa visión.
A más de uno esto le podrá sonar algo así como que “el pájaro éste, está más majara de lo que se le supone”, pues sí, es muy posible que esté bastante majareta, pero da la casualidad de que con independencia de lo que se especule acerca de mi estado mental y que además se elucubre sobre mis sensaciones, he de decir que soy un amante fiel y empedernido de la Naturaleza, me duele todo cuanto pueda afectar negativamente a su entorno y a los seres que la conforman y por eso cuando esta tarde vi llover, me emocioné, me alegré, sentí el frescor esa sensación que me tenía con la mente puesta en el cielo desde el pasado miércoles cuando fui al Río Campanillas y mientras tomaba algunas fotos y andaba por su cauce y miraba como las pocas pozas que aún persistían en aguantar esa agua, ese respiro de vida, clamaban al cielo para que cayese alguna gotita de agua que ayudara a paliar tanta sed y para dar un respiro a sus habitantes.
¡Aleluya! está aquí el agua, eso es lo que se me vino a la mente cuando sentí el tintinear de la llovizna, cuando olí ese frescor de la humedad de la tierra mojada bajo la lluvia, a priori, sin tiempo de pensar en nada más, la mente se me fue para el Río, para sus pozas, para esas Bogas, esos Galápagos, Ranas, Culebras y todo bicho viviente que en sus fuentes beben y viven, que alegría más grande, tenemos agua, fuente de vida, preciado tesoro que nos es vital.
Con la esperanza de que con una suave y leve intensidad se mantenga para refrescar y regenerar, ríos, acuíferos, campos y además limpie la atmósfera, rezo a todos los dioses para que cuando vuelva por esos entornos, pueda encontrar esos visos de vida, de frescura y que gracias a sus habitantes y a esa tan querida y amada Naturaleza, pueda seguir haciendo mis fotos, llevándome esos recuerdos de cuantos por allí viven, y que sin molestarles, sin necesidad de matarlos para después disecarlos o llevármelos de otra forma y así mostrarlos a los demás o simplemente, destruirlos sin más, sin entender el motivo ni la razón que lleva a algunos a hacer esto, yo me quedo con su imagen con ese momento captado, con ese detalle de alguna postura, algún gesto que perdurará en mi mente y que al plasmar en mis fotos podrá perdurar para aquellos que las vean.
A más de uno esto le podrá sonar algo así como que “el pájaro éste, está más majara de lo que se le supone”, pues sí, es muy posible que esté bastante majareta, pero da la casualidad de que con independencia de lo que se especule acerca de mi estado mental y que además se elucubre sobre mis sensaciones, he de decir que soy un amante fiel y empedernido de la Naturaleza, me duele todo cuanto pueda afectar negativamente a su entorno y a los seres que la conforman y por eso cuando esta tarde vi llover, me emocioné, me alegré, sentí el frescor esa sensación que me tenía con la mente puesta en el cielo desde el pasado miércoles cuando fui al Río Campanillas y mientras tomaba algunas fotos y andaba por su cauce y miraba como las pocas pozas que aún persistían en aguantar esa agua, ese respiro de vida, clamaban al cielo para que cayese alguna gotita de agua que ayudara a paliar tanta sed y para dar un respiro a sus habitantes.
¡Aleluya! está aquí el agua, eso es lo que se me vino a la mente cuando sentí el tintinear de la llovizna, cuando olí ese frescor de la humedad de la tierra mojada bajo la lluvia, a priori, sin tiempo de pensar en nada más, la mente se me fue para el Río, para sus pozas, para esas Bogas, esos Galápagos, Ranas, Culebras y todo bicho viviente que en sus fuentes beben y viven, que alegría más grande, tenemos agua, fuente de vida, preciado tesoro que nos es vital.
Con la esperanza de que con una suave y leve intensidad se mantenga para refrescar y regenerar, ríos, acuíferos, campos y además limpie la atmósfera, rezo a todos los dioses para que cuando vuelva por esos entornos, pueda encontrar esos visos de vida, de frescura y que gracias a sus habitantes y a esa tan querida y amada Naturaleza, pueda seguir haciendo mis fotos, llevándome esos recuerdos de cuantos por allí viven, y que sin molestarles, sin necesidad de matarlos para después disecarlos o llevármelos de otra forma y así mostrarlos a los demás o simplemente, destruirlos sin más, sin entender el motivo ni la razón que lleva a algunos a hacer esto, yo me quedo con su imagen con ese momento captado, con ese detalle de alguna postura, algún gesto que perdurará en mi mente y que al plasmar en mis fotos podrá perdurar para aquellos que las vean.