lunes, 14 de septiembre de 2009

La Luz en la fotografía

Como muestra subo dos imágenes que no son precisamente espectaculares, ni tampoco son referentes de nada, hay fotografías que superan a estas dos de una forma abismal, estas dos muestras no son más que eso un pequeño y humilde detalle de lo que puede ocurrir con la Luz.

El tema que me trae aquí “La Luz en la fotografía”, es precisamente el mayor reto al que se debe enfrentar cualquier fotógrafo, al igual que ocurre con la pintura, la Luz es fundamental, es “la piedra filosofal” para crear cualquier obra, su presencia como su ausencia son el punto de partida de la obra en cuestión.

Un antiquísimo dicho en fotografía es “la fotografía, es pintar con Luz”, esto es, pienso y creo no equivocarme, lo conocido por la inmensa mayoría de fotógrafos, aficionados y no aficionados. Pero esa búsqueda de la Luz se torna complicada y compleja cuando al no trabajar en un estudio, un lugar controlado, con equipos y medios para reflejar, crear o modificar esa fuente de Luz, tanto la artificial como la natural, pues dependemos del momento de las condiciones climáticas, de esa hora concreta así como de esa estación anual en la que las condiciones son determinadas.

Precisamente escogí estas dos fotos por motivos totalmente opuestos y que adoleciendo de lo expuesto en el encabezado, pueden servir como muestra de algunas de las situaciones más típicas que podemos encontrarnos en la naturaleza donde los controles son muy limitados y que obligan a conocimientos y esfuerzos por paciencia, insistencia, etc., así como a acatar “lo que hay” e intentar sacar el máximo partido precisamente a eso, a “lo que hay”.

Empezamos con la primera fotografía, tomada en El Torcal, ¿por casualidad?, pues no, fue producto de los conocimientos que mi amigo y compañero de Afonama, Vicente, posee, después de esperar la fecha apropiada y conociendo el punto exacto de la puesta de Sol, además de conocer suficientemente bien los recónditos lugares de El Torcal, me avisó, fuimos expresamente para hacer ese tipo de fotografías, con independencia de aprovechar el viaje para hacer algo de nocturnas y de disfrutar del medio. El resultado es que como comentaba, la naturaleza es imprevisible y nos encontramos con una fortísima ventisca que casi nos arrastraba, esto hizo que tuviésemos muchos problemas para que con esas velocidades de obturación a la que se trabaja con algunas de las tomas pues nos encontráramos con los inconvenientes de la trepidación. Aun así, el objetivo se cumplió, los cálculos y las previsiones y estudios de mi amigo, se cumplieron sobradamente, esto es lo que se puede decir, trabajar con profesionalidad.

La segunda foto, es algo totalmente contrario, en la salida prevista a Minas de Riotinto, y que estaba enfocada a otro tipo de fotografía, se presenta una oportunidad de una toma sobre un paisaje incluyendo a mis compañeros José Antonio y Miguel Ángel, también de Afonama, y aquí está la diferencia con la anterior. La hora y la luz del momento permite hacer algo, pero como siempre, estamos en la naturaleza, estamos en un entorno no controlado, hay, lo que hay, y por ejemplo, la Luz era buena, pero la ausencia de nubes hacía un cielo frio, vacio, sin detalles, en fin que esos toques de encuadre, esos puntos interesantes, se quedan en intentar sacar lo que tenemos y fastidiarnos con la situación de que no siempre se tiene esa suerte de encontrarnos con todos los componentes precisos para hacer algo bueno e interesante.

En fin, además de tener conocimientos sobre el trabajo que realizamos, en la naturaleza estamos a merced de los condicionantes y de lo que la misma nos quiera deparar, el factor suerte sigue siendo sólo eso, suerte.

1 comentario:

Una senderista. dijo...

Yo con mi modesta cámara digital, no alcanzo a hacer ese tipo de fotografías del atardecer